El Camino de Santiago cuenta con numerosos itinerarios, cada uno con su propio carácter, paisaje y legado. Entre todos ellos, hay una ruta menos conocida pero profundamente transformadora: el Camino del Mar. Esta variante discurre por la costa norte de Galicia y se puede considerar como un tramo que une el Camino del Norte con el Camino Inglés.

Además de ser menos conocida, ofrece una experiencia distinta a los itinerarios más concurridos, como el Francés o el Portugués. Aquí, el protagonista no es solo el destino, sino el propio recorrido: pueblos marineros, playas vírgenes, antiguos monasterios y el constante murmullo del Atlántico acompañan al peregrino en su búsqueda interior.

En esta guía, te vamos a hablar detalladamente de esta ruta, aunque te advertimos que el contenido es puramente informativo. Si buscas hacer un viaje camino de Santiago con Mundiplus, te adelantamos que no trabajamos esta ruta.

 

El Camino del Mar: una joya escondida en el norte gallego

El Camino del Mar es una de esas rutas que cautiva al peregrino desde el primer paso, no solo por su belleza escénica, sino por la riqueza histórica y cultural que encierra. Aunque hoy no figura entre los itinerarios oficiales reconocidos por la Oficina del Peregrino, cuenta con un legado milenario que lo convierte en un camino tan auténtico como cualquier otro. 

De hecho, sus orígenes se remontan a la Edad Media. Marineros, comerciantes y peregrinos del norte de Europa que llegaban por mar a los puertos gallegos y se adentraban por esta costa para enlazar con otros caminos hacia Santiago. 

Este trazado no oficial ha sido, durante siglos, un corredor natural entre Ribadeo y Ferrol, siguiendo el perfil costero del norte de Lugo y A Coruña. Por tanto, puedes optar por hacer el camino de Santiago desde Ribadeo o bien tomar dirección prácticamente contraria, rumbo a El Ferrol. 

 

Durante mucho tiempo quedó relegado al olvido por la falta de señalización y la escasa información disponible. No obstante, en los últimos años ha vivido una revitalización espontánea gracias al esfuerzo de asociaciones locales, guías independientes y peregrinos que buscan rutas más íntimas.

Y es que ofrece una experiencia singular: naturaleza en estado puro, pueblos pesqueros con carácter y una constante conexión con el mar. A diferencia de rutas como el Camino Francés, aquí no encontrarás aglomeraciones ni albergues abarrotados. Eso sí, el peregrino debe ser más autosuficiente y contar con buena planificación, ya que los servicios son limitados en algunos tramos.

Además, la aventura en sí no conlleva ni la concesión de la Compostela ni la necesidad de sellar la credencial.

 

Un camino de paisajes salvajes y autenticidad: comparativa con otras rutas

Esta opción atraviesa algunos de los parajes más salvajes y espectaculares del norte peninsular. Sus acantilados vertiginosos, playas vírgenes y pueblos marineros centenarios lo convierten en una de las rutas más hermosas para quienes desean sentir el pulso del Atlántico durante toda su peregrinación. 

Es una travesía menos concurrida, lo que permite vivir el Camino de Santiago en su forma más introspectiva y genuina.

Comparado con rutas más populares, como el Camino del Norte, esta variante ofrece un entorno más aislado y menos urbanizado. Por ejemplo, el Camino Santiago desde Bilbao permite al peregrino disfrutar de grandes ciudades, servicios abundantes y playas accesibles. Por su parte,el Camino del Mar destaca por su carácter rústico, donde cada etapa es una aventura entre la montaña y el mar.

Frente al Camino Portugués, que destaca por su comodidad, buena señalización y hospitalidad, se presenta como una alternativa más exigente pero también más silenciosa y espiritual. En el Camino Santiago desde Tui, el peregrino camina por zonas interiores y rurales, mientras que en la costa norte gallega se camina literalmente al borde del mundo conocido.

Cada ruta tiene su magia, pero pocas pueden igualar la intensidad paisajística y la sensación de descubrimiento constante que ofrece el esta.

 

Resumen de etapas del Camino del Mar

  • Etapa 1: Ribadeo – Foz (28 km): recorrido inicial con paisajes costeros y zonas rurales que introduce al peregrino en la esencia atlántica del Camino. Tramo de dificultad media, ideal para empezar con energía.

 

  • Etapa 2: Foz – Burela (20 km): etapa corta y tranquila que transcurre entre pequeños núcleos urbanos. Buen momento para disfrutar del ritmo pausado del camino y planificar los días siguientes con calma.

 

  • Etapa 3: Burela – San Cibrao (22 km): ruta que alterna caminos interiores y vistas abiertas al mar. Ofrece una experiencia muy conectada con la naturaleza. El terreno presenta algunas pendientes moderadas.

 

  • Etapa 4: San Cibrao – Viveiro (24 km): tramo con cierta exigencia física debido al desnivel acumulado, pero muy gratificante para quienes disfrutan de etapas más activas. Ideal para los amantes del entorno rural y marítimo.

 

  • Etapa 5: Viveiro – Ortigueira (24 km): una de las etapas más largas del recorrido, con caminos variados que cruzan zonas forestales y costeras. Requiere buena preparación y gestión del tiempo, pero resulta muy completa.

 

  • Etapa 6: Ortigueira – Ferrol (30 km): Última etapa del Camino del Mar. Aunque extensa, es una jornada final que permite enlazar con el Camino Inglés.

 

Puntos de interés del Camino del Mar

Estos son algunos de los puntos de interés más destacados del recorrido:

 

Playa de las Catedrales (Ribadeo)

Esta playa es uno de los paisajes más emblemáticos de Galicia. Sus formaciones rocosas, moldeadas por la erosión marina, crean arcos y pasadizos naturales que solo se pueden recorrer con marea baja. Fue declarada Monumento Natural y atrae visitantes de todo el mundo. Un comienzo inolvidable para quienes inician aquí su peregrinación.

 

Basílica de San Martiño de Mondoñedo (Foz)

Este templo del siglo IX está considerado la catedral más antigua de España aún en pie. Su arquitectura, de estilo románico primitivo, y su enclave entre prados y colinas, lo convierten en un lugar de gran valor espiritual y artístico. Fue sede episcopal y alberga frescos medievales únicos, recientemente restaurados. 

 

Puerto pesquero de Burela

Este puerto es uno de los más activos del Cantábrico, con gran tradición en la pesca del bonito y otras especies de bajura. Caminar por Burela es hacerlo entre barcos, redes y lonjas que aún conservan la autenticidad de la vida marinera. Además, el pueblo cuenta con buenos servicios para peregrinos y mantiene viva una cultura ligada al mar y al trabajo colectivo.

 

Casco histórico de Viveiro

Viveiro fue una villa amurallada de gran importancia comercial en la Edad Media. Hoy conserva su esencia en calles empedradas, plazas tranquilas, puentes antiguos e iglesias románicas como la de Santa María del Campo. Es un lugar ideal para descansar, reponer fuerzas y disfrutar de su riqueza patrimonial, especialmente tras las etapas más exigentes del camino.

 

Ría de Ortigueira

Este estuario, rodeado de marismas, pinares y pequeñas aldeas, es un paraíso natural de alto valor ecológico. Forma parte de la Red Natura 2000 y es zona habitual de paso para aves migratorias. Además de su belleza, destaca por su tranquilidad, perfecta para la contemplación. Ortigueira también es conocida por su tradición musical, que se refleja en su famoso Festival Celta.

 

Iglesia de San Julián (Ferrol Vello)

Al llegar a Ferrol, el peregrino encuentra esta iglesia de estilo barroco construida en el siglo XVIII. Está dedicada al patrón de la ciudad y se ubica en el barrio antiguo, junto al puerto histórico. Es un punto simbólico que marca la transición hacia el Camino Inglés para aquellos que deseen continuar hasta Santiago.

 

Consejos prácticos para recorrer el Camino del Mar

  • Planifica con antelación cada etapa: al no ser una ruta oficial, la señalización es escasa y los servicios son limitados. Es recomendable definir previamente los tramos diarios y localizar alojamientos disponibles.

 

  • Lleva GPS o app con mapas offline: muchas zonas del recorrido carecen de señalización clara. Aplicaciones como Buen Camino o Wikiloc pueden ser de gran ayuda para no desviarse del trazado.

 

  • Reserva alojamiento en puntos clave: en localidades pequeñas como San Cibrao o Ortigueira, la oferta de camas es reducida. En temporada alta, reservar con unos días de antelación es clave.

 

  • Prepárate para tramos exigentes físicamente: algunas etapas presentan desniveles notables y largos recorridos entre pueblos. Un entrenamiento previo puede marcar la diferencia.

 

  • Equípate para clima cambiante: la costa norte gallega es húmeda e imprevisible. Chubasquero, calzado impermeable y ropa técnica ligera son imprescindibles.

 

  • Sé autosuficiente en alimentación: lleva siempre algo de comida y agua. Hay etapas con pocos bares, supermercados o fuentes en el camino.

 

  • Infórmate sobre alternativas en caso de mal tiempo: algunos tramos costeros pueden volverse complicados con lluvia intensa o viento fuerte. Valora rutas interiores seguras si es necesario.