El Camino de Santiago en su ruta portuguesa está repleto de vestigios históricos, y entre los más destacados se encuentran sus puentes antiguos. Muchos, de origen romano o medieval, han facilitado el paso de peregrinos durante siglos y hoy siguen conectando caminos y culturas. 

Desde Mundiplus, tu agencia del Camino de Santiago presentamos una selección de los puentes más emblemáticos que encontrarás en el Camino Portugués. Cada uno de estos tiene su propia historia, estilo arquitectónico y vínculo especial con la ruta jacobea.

 

Puente de Peniche (Tomar)

En la ciudad portuguesa de Tomar, antigua sede de la Orden del Temple, el peregrino abandona la urbe cruzando una hermosa estructura medieval sobre el río Nabão. Es una obra gótica singular de piedra con dos arcos apuntados. 

Construido en el siglo XV, este puente da testimonio del rico legado templario de Tomar y ofrece unas vistas pintorescas de la ciudad. 

 

Puente medieval de Barcelos

Este puente gótico del siglo XIV une Barcelos con la aldea de Barcelinhos, atravesando el río Cávado. Fue construido entre 1325 y 1330 por orden del Conde Don Pedro, y se caracteriza por sus cinco arcos de piedra, con el arco central más elevado que los demás. 

Además de su importancia peregrina, tuvo un rol estratégico en las ferias medievales de Barcelos, reflejando la prosperidad comercial de la villa. Declarado Monumento Nacional en 1910, hoy en día sigue impresionando a quien lo cruza por su elegante estampa y su legado histórico íntimamente ligado al Camino.

 

Ponte Romana de Ponte de Lima

En Ponte de Lima –considerada la villa más antigua de Portugal– se encuentra uno de los ejemplos más emblemáticos de toda la ruta. Esta obra, iniciada en el siglo I d.C. durante el imperio de Augusto fue parte de la vía romana XIX que conectaba Braga con Astorga. 

Del antiguo trazado romano se conservan algunos cimientos y arcos. No obstante, la mayor parte de su estructura data del siglo XIV, cuando se añadieron quince arcos medievales (dos de ellos hoy soterrados) para reforzar las defensas de la villa. El resultado es un largo puente de piedra que combina tramos romanos y medievales, símbolo inconfundible de Ponte de Lima. 

Cruzarlo es atravesar el legendario “río del olvido” de la mitología romana, un paso que infundía temor a las legiones antiguas y que Décimo Junio Bruto se atrevió a franquear desmontando el mito. Para los peregrinos actuales, representa un hito precioso del Camino Portugués, un lugar de paso obligado desde hace siglos en medio de dos de las etapas más exigentes de la ruta. 

 

Puente romano de Rubiães

En las montañas del norte de Portugal, camino de la frontera con España, el Ponte de Rubiães permite a los peregrinos cruzar el río Coura en un entorno rural encantador. 

Al igual que el ejemplo anterior, formaba parte de la importante vía XIX que unía Braga con Astorga en tiempos romanos. Igualmente, aunque sus orígenes romanos podrían remontarse al siglo II, la base actual es de estructura medieval en sillería y consta de tres arcos de medio punto, siendo el central el de mayor envergadura. 

Fue restaurado en épocas posteriores y está clasificado como Inmueble de Interés Público desde 1961 en reconocimiento a su valor histórico. 

 

Ponte das Febres (San Telmo)

Entre la localidad portuguesa de Valença do Minho y la gallega Tui, el Camino pasa por un pequeño puente cargado de significado espiritual: la Ponte das Febres

Esta humilde estructura de un solo arco de piedra está ligada a la leyenda del santo patrón de Tui. Fue aquí donde San Telmo cayó gravemente enfermo de fiebres en 1251 mientras peregrinaba de regreso desde Santiago. Una losa conmemorativa en uno de sus extremos recuerda el hecho con la inscripción: “Caminante, aquí enfermó San Telmo en abril de 1251. Pídele que hable con Dios por ti”

Según la tradición, el santo tuvo que ser trasladado de vuelta a Tui, donde falleció poco después; hoy sus restos reposan en la catedral de Tui y San Telmo es venerado como protector de la ciudad y de los navegantes. 

De aspecto sencillo, ha sido acondicionado con una pasarela de madera para facilitar el paso de los caminantes. Junto a él se ha instalado un buzón metálico donde los peregrinos pueden dejar sus peticiones al santo. 

 

Puente Internacional de Tui

La entrada del Camino Portugués en España se realiza atravesando el imponente Puente Internacional sobre el río Miño, que une Valença (Portugal) con Tui (Galicia). 

Inaugurado en 1886, esta estructura metálica en celosía (318 metros de longitud) fue diseñada por el ingeniero español Pelayo Mancebo, inspirado por las obras de Gustave Eiffel. De hecho, su silueta de hierro, con los característicos arcos en forma de caja, llevó a la creencia popular –errónea– de que Eiffel o sus discípulos estuvieron involucrados en su diseño

Construido por una empresa belga, se concibió como un viaducto de usos mixtos: por su plataforma inferior circulan vehículos y peregrinos a pie, mientras que sobre ella corre la vía férrea. 

La inauguración oficial se celebró con un acto simbólico el 25 de marzo de 1886, cuando dos trenes, uno de cada país, se encontraron entre medias ante una multitud expectante. Este acontecimiento marcó el fin de la era de las barcazas y ferries para cruzar el Miño, iniciando una nueva etapa de conexión directa entre Galicia y el norte de Portugal. 

Para muchos peregrinos, este es el punto donde empieza su camino. El Camino Portugués desde Tui (unos 115 km hasta Santiago) permite obtener la Compostela, y este punto marca el kilómetro cero de esa ruta. Cruzarlo a pie significa literalmente tener un pie en Portugal y otro en España, ya que en la mitad del tramo están grabadas dos huellas que señalan la frontera simbólica. 

Más allá de su función práctica, se ha convertido en un emblema fronterizo del Camino: une dos países, dos culturas y a los peregrinos de ambas orillas en su avance conjunto hacia Santiago.

 

Puente de Ponte Sampaio (Arcade)

Tras atravesar la ría de Vigo por el interior, el recorrido llega a la aldea de Ponte Sampaio, en Pontevedra, donde cruza el río Verdugo por un puente cargado de historia. En este caso, también tiene orígenes romanos, aunque la estructura actual es medieval, de traza alargada y compuesta por 10 arcos de piedra. 

Este escenario bucólico, rodeado de aguas mansas y vegetación, fue curiosamente testigo de un episodio bélico: aquí tuvo lugar la famosa batalla de Ponte Sampaio en 1809, durante la Guerra de la Independencia, en la cual las milicias gallegas derrotaron a las tropas napoleónicas del mariscal Ney. En uno de sus extremos existe un monumento conmemorativo a los héroes de aquella contienda. 

Hoy día, ofrece una estampa de postal, con barcas de pescadores aún varadas en la ribera y vistas que parecen sacadas de otro tiempo. 

Los peregrinos lo cruzan al dejar atrás la localidad de Arcade, pisando sobre las mismas piedras por las que circularon romanos, campesinos medievales y combatientes por la libertad. 

 

Puente del Burgo (Pontevedra)

A la entrada de la ciudad de Pontevedra, los peregrinos recorren el Puente del Burgo para cruzar el río Lérez. De origen medieval (siglo XII), dio nombre a la propia Pontevedra, derivado de “pons veteris” o puente viejo. Sustituyó a una antigua estructura romano de la vía XIX que ya estaba en ruinas en esa época. 

Construido en piedra y con 11 arcos de medio punto a lo largo de unos 158 metros, fue durante siglos uno de los ejemplos más importantes de Galicia, controlando el acceso norte-sur por la costa. Actualmente es de uso peatonal y ha sido restaurado con hermosas iluminaciones y pasarelas. 

Un detalle muy significativo es que entre sus arcos, sobre los pilares, se pueden apreciar esculpidas varias conchas de peregrino, símbolo inequívoco del Camino de Santiago. Esta decoración recuerda su antiquísima vinculación con las peregrinaciones jacobeas. 

Al cruzarlo, se entra directamente al casco histórico pontevedrés por la antigua rúa Real. Muchos peregrinos se detienen a fotografiar las conchas incrustadas en el granito, conscientes de estar pisando un tramo histórico del Camino Portugués que ha visto pasar a miles de romeros a lo largo de los siglos.

 

Puente romano de Caldas de Reis (Bermaña)

En la villa termal de Caldas de Reis (Pontevedra) se encuentra el Puente de Bermaña, que cruza el río del mismo nombre. Construido originalmente en época romana, conserva la estructura típica de tres arcos de medio punto, si bien el actual mampuesto y el pavimento superior datan de la Edad Media

De aspecto medieval, está equipado con pretiles de piedra y pequeños apartaderos laterales que servían para el paso de viandantes. Cada año, cientos de peregrinos pasan por aquí camino a Santiago, ya que se sitúa en la calle Real, vía principal que atraviesa la localidad. 

Atravesarlo ofrece además un entorno pintoresco: a un lado se oyen las aguas del manantial termal de Caldas y al otro lado se extiende el casco antiguo con su iglesia y jardines. Sin duda, es un ejemplo de la herencia romana en el Camino Portugués, integrado perfectamente en la trama urbana actual. 

 

Puente de Cesures (Pontecesures)

A pocos kilómetros de la meta compostelana, el Camino Portugués salva el caudaloso río Ulla a través del Puente de Cesures, entre los municipios de Pontecesures (Pontevedra) y Padrón (A Coruña). 

Sus orígenes se remontan al siglo I a.C., en época romana (alrededor del año 25 a.C.). Fue construido como alternativa para cruzar el Ulla dentro de la vía XIX y posee el característico diseño de obra romana en piedra. Consta de varios arcos de medio punto –en la actualidad son seis visibles, aunque originalmente habría tenido más vanos– y ha sido reforzado y remodelado a lo largo de los siglos. 

Pese al largo paso del tiempo, mantiene un excelente estado de conservación y continúa en uso diario, integrado en la carretera N-550 que une Pontevedra con Santiago. De noche, la iluminación del pueblo y su reflejo en el agua ofrecen una estampa preciosa. 

Históricamente, fue un punto neurálgico: por aquí entraban las rutas comerciales romanas hacia Iria Flavia. Siglos más tarde, en la Edad Media, los obispos de Santiago vigilaban este paso fluvial estratégico. No lejos de aquí se erigieron las Torres del Oeste en Catoira para defender la vía de incursiones vikingas. 

Para los peregrinos, este punto marca simbólicamente el fin de las grandes dificultades geográficas. Tras cruzarlo, solo restan unos kilómetros hasta Padrón y la recta final a Santiago. 

 

Puentes emblemáticos en otras rutas del Camino de Santiago

El Camino Portugués no es la única ruta jacobea con puentes históricos notables. En otros itinerarios de peregrinación también encontramos obras de gran interés cultural. Por ejemplo: 

  • En el Camino del Norte, quienes hagan el Camino del Norte Ribadeo cruzarán la ría a través del largo Puente de los Santos, que une Asturias con Galicia y ofrece espectaculares vistas del estuario. 

 

  • Igualmente, quienes empiecen el Camino de Santiago desde Bilbao se encuentran con 2 ejemplos emblemáticos: el Puente Colgante de Vizcaya (transbordador de Portugalete, Patrimonio de la Humanidad) y el histórico Puente de San Antón sobre el río Nervión en pleno Bilbao, inmortalizado en el escudo de la ciudad. 

 

Estos son solo algunos ejemplos que demuestran que todas las rutas a Santiago cuentan con puentes memorables que conectan caminos y personas, sirviendo de nexo entre el pasado y el presente en la peregrinación.