Cadavedo es una pintoresca aldea costera del occidente de Asturias, en plena ruta del Camino de Santiago del Norte. Se encuentra a medio camino entre Luarca y Cudillero. Pese a su tamaño, posee un encanto especial que le valió en 2022 el título de Pueblo Ejemplar de Asturias. Este es un galardón entregado por la Fundación Princesa de Asturias por la labor de sus vecinos en preservar su patrimonio.
Históricamente, esta localidad fue un importante puerto ballenero en la Edad Media, y más tarde, a inicios del siglo XX, lugar de residencia de Indianos que dejaron su huella en la arquitectura local.
Para los peregrinos que recorren el Camino del Norte, Cadavedo ofrece un remanso de tranquilidad con vistas impresionantes al mar Cantábrico y una inmersión en la cultura asturiana.
Índice de contenidos
¿Por qué elegir el Camino del Norte para hacer el Camino de Santiago?
Antes de hablarte de las maravillas de esta localidad, déjanos hablarte del Camino del Norte, ruta donde está enclavada.
Como sabrás, existen varias rutas oficiales para llegar a Santiago de Compostela, cada una con su propio atractivo. El Camino Francés es el más popular y concurrido, mientras que el Camino Primitivo, el Camino Inglés o el Camino Portugués ofrecen experiencias distintas. Por ejemplo, el Camino portugués desde Tui es muy transitado por quienes buscan una ruta más corta desde la frontera con Portugal.
Por su parte, el Camino del Norte destaca por méritos propios y es una excelente elección para muchos peregrinos. A continuación, se presentan algunas razones para escoger esta ruta:
- Variedad paisajística y riqueza cultural: esta ruta recorre unos 825 km a lo largo de la costa norte de España, desde el País Vasco hasta Galicia. Esto se traduce en una diversidad de entornos única: senderos que alternan entre playas, acantilados y bosques costeros, ofreciendo panorámicas espectaculares del Cantábrico en casi cada etapa.
Los peregrinos atraviesan regiones de gran riqueza cultural: desde la cultura vasca hasta la verde Asturias y la Galicia rural.
Quienes empiecen Camino de Santiago desde Bilbao verán el contraste entre de grandes urbes a pequeños pueblos pesqueros y quienes empiecen el Camino del Norte Ribadeo conocerán el significado de la Galicia más profunda.
- Mayor tranquilidad y autenticidad: por lo general, esta opción es menos concurrida, lo que brinda una experiencia más tranquila y reflexiva al peregrino. Al transitar por esta ruta podrás encontrar tramos de soledad relativa, disfrutar del entorno natural en silencio y convivir de forma más cercana con la gente local.
Los pueblos en el Camino del Norte (como Cadavedo) conservan un aire más auténtico y tradicional, ya que el turismo de masas es menor en comparación con las rutas más populares. Esto no significa que falten servicios, pues la ruta cuenta con lugares para comer en cada etapa, pero sí ofrece un ritmo más sosegado.
- Desafío y satisfacción personal: su perfil es conocido por ser más exigente físicamente que el de otras rutas. Los senderos costeros implican frecuentes subidas y bajadas, ya que hay que salvar rías, acantilados y montes cercanos al mar. Si bien esto añade dificultad, también supone un reto gratificante para quienes disfrutan de caminar en entornos naturales variados.
- Cada ascenso ofrece como recompensa vistas impresionantes, y completar esta ruta brinda una gran sensación de logro personal.
Planificar con tiempo esta ruta y sus etapas es importante debido a su dureza y a la menor disponibilidad de servicios en ciertos tramos. Contar con el apoyo de una agencia camino de Santiago especializada puede ser de gran ayuda en la logística, aunque siempre es posible realizar el Camino de manera independiente.
Cadavedo: un alto costero en el Camino del Norte
Cadavedo es una pequeña localidad marinera cargada de encanto. Forma parte del concejo de Valdés y es un punto tradicional de parada en el Camino del Norte.
Con apenas unos cientos de habitantes, este pueblo ha conservado su esencia rural y marinera a lo largo de los siglos. Sus calles son tranquilas y están salpicadas de casas tradicionales asturianas, muchas con galerías de madera y tejados de pizarra, y hórreos centenarios elevándose sobre pilares de piedra.
De hecho, cuenta con un riquísimo patrimonio etnográfico: se conservan alrededor de 95 hórreos y paneras en perfecto estado, dispersos por la aldea y sus alrededores, testigos de la forma de vida agrícola de sus habitantes durante generaciones. Pasear por aquí permite apreciar estos graneros elevados tan típicos de Asturias, así como antiguos lavaderos y molinos que hablan de la historia local.
A pesar de su reducido tamaño, tiene varios lugares de interés que despertarán el interés del viajero, especialmente pensados desde la perspectiva de quien peregrina: aquí priman la sencillez, la naturaleza y las tradiciones por encima de grandes monumentos. A continuación, destacamos qué ver en Cadavedo y sus alrededores:
Ermita de La Regalina: fe y mirador al Cantábrico
El símbolo indiscutible de la aldea es la Ermita de la Regalina, también conocida como ermita de Nuestra Señora de Riégala, patrona del pueblo. Se trata de una pequeña capilla construida en 1931 por iniciativa del Padre Galo (un querido sacerdote, poeta y erudito local) en honor a la Virgen de la Regalina.
La ermita se alza sobre la Punta del Cuernu, un promontorio verde conocido como Campo de La Garita, justo al borde de unos impresionantes acantilados que caen sobre el mar Cantábrico. Su ubicación no podría ser más pintoresca: rodeada de pradera, con el horizonte abierto al cielo y al mar, este templo de fachada blanca y detalles azules destaca hermosamente en el paisaje.
Para el peregrino, subir hasta la ermita (a pocos minutos del camino principal) es un desvío muy recomendable. Desde allí se obtienen vistas de 360 grados sobre la costa y el interior. De hecho, el mirador de la Regalina está considerado como uno de los rincones más bonitos del occidente de Asturias. Junto a la capilla se encuentra un clásico hórreo.
Playas y naturaleza en Cadavedo y alrededores
Muy cerca del pueblo se encuentran varias playas y acantilados que realzan la belleza natural de la zona.
La principal playa local es la Playa de Cadavedo, un arenal de unos 400 metros de longitud situado a unos 2 km del centro. Aquí, el peregrino encontrará un entorno tranquilo de arena y cantos rodados, bañado por aguas claras. En temporada veraniega es frecuente ver a familias y, cómo no, a algún que otro peregrino dándose un merecido chapuzón tras la caminata.
Además de la playa principal, el lugar esconde otras calas igualmente atractivas. Por ejemplo:
- La Playa de Campiechos es una pequeña ensenada de cantos y arena gruesa, más apartada y salvaje, a la que se accede por un sendero de unos 500 metros. Suelen acudir pocos visitantes, incluso en verano, por lo que ofrece paz absoluta al que la encuentra.
- Muy cerca se alzan los espectaculares acantilados del Cabo Busto, con paredes casi verticales de hasta 60 metros de altura sobre el mar. Este cabo es accesible con un pequeño desvío.
- Otro cabo famoso es Cabo Vidío, igualmente imponente por sus farallones y panoramas marítimos.
En suma, el entorno natural de Cadavedo permite al peregrino deleitarse con paisajes costeros de gran belleza, respirar el aire salino y sentir muy de cerca la esencia de la Asturias costera.
Encanto rural: hórreos, casas de indianos y patrimonio histórico
Una visita a Cadavedo no estaría completa sin apreciar su encanto rural y patrimonial. Al caminar por el pueblo, el peregrino pasa junto a antiguas casonas asturianas con corredor (balcón de madera), algunas de ellas con más de un siglo de antigüedad, y verá también casas de indianos.
Estas últimas son viviendas señoriales construidas a principios del siglo XX por asturianos que emigraron a América y regresaron con fortunas, dejando en sus casas un toque de arquitectura colonial. Suelen destacar por sus amplios jardines, colores llamativos o detalles decorativos poco comunes en la arquitectura tradicional local.
Pero si algo define la estampa de Cadavedo son los ya mencionados hórreos. Con 95 hórreos y paneras dispersos por la parroquia, la aldea es prácticamente un museo al aire libre de estas construcciones rurales. Ver tantos agrupados en un pueblo tan pequeño es indicativo de la riqueza agrícola que tuvo la zona. Muchos de ellos están adornados con tallas tradicionales.
Junto a los estos, también se conservan antiguos molinos de agua y lavaderos públicos de piedra, que antiguamente eran puntos de reunión de los vecinos.
En cuanto a arquitectura religiosa, además de la Ermita de la Regalina, el pueblo cuenta con la Iglesia Parroquial de Santa María. Es un templo sencillo reconstruido en el siglo XX sobre bases más antiguas, donde los peregrinos y vecinos pueden asistir a misa. Si bien su valor artístico es modesto comparado con la ermita en el acantilado, refleja la devoción cotidiana de la comunidad local.
Tradiciones de Cadavedo: la fiesta de La Regalina
Los peregrinos que atraviesen Cadavedo a finales de agosto tendrán la suerte de toparse con una de sus tradiciones más importantes: la Fiesta de la Virgen de La Regalina.
Se celebra cada año el último domingo de agosto en el campo de La Garita, junto a la ermita, y ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Regional por su singularidad y arraigo. Esta celebración, que nació en 1931 impulsada por el Padre Galo, combina elementos religiosos y folclóricos asturianos de una manera única.
Desde primeras horas de la mañana, el ambiente festivo invade Cadavedo. Un desfile de carrozas engalanadas recorre el pueblo llevando ofrendas florales y ramus de alfiladas, unos panes dulces típicos elaborados con manteca, anís y nueces, que serán luego subastados entre los asistentes.
Centenares de habitantes (se estima que participan alrededor de 700 personas) visten el traje tradicional asturiano para la ocasión, acompañados por grupos de gaiteros que amenizan con música autóctona.
Tras el pregón y la misa solemne en honor a la Virgen de Riégala, se realiza una procesión en la que la imagen de la Virgen es llevada alrededor de los acantilados, en un entorno realmente emotivo.
Gastronomía asturiana para el peregrino
El esfuerzo de la peregrinación siempre va acompañado del placer de degustar la cocina local en cada etapa. En Cadavedo y en Asturias en general, el peregrino encontrará abundantes y sabrosos platos para recobrar energías. La gastronomía asturiana es famosa por su contundencia y calidad, y aquí, junto al mar, se une lo mejor de la tierra y el mar.
Un clásico infaltable es la fabada asturiana, un guiso de fabes (judías blancas) con embutidos que reconforta a cualquiera. Aquí existe incluso una variante marinera, la fabada con almejas (y a veces con centollo), que combina los productos del mar con la tradición montañesa, dando como resultado un plato delicioso y muy representativo de la zona.
Asimismo, no puede dejarse de probar algún plato con queso de Cabrales u otros quesos asturianos, dado que Asturias es tierra de quesos artesanales. Por ejemplo, un cachopo relleno de queso local, o unas tapas de cabrales para acompañar la sidra, serán el premio perfecto tras la caminata.
Hablando de sidra, la bebida asturiana por excelencia, el peregrino tiene la ocasión de disfrutarla aquí como en todo Asturias. Servida con el característico escanciado, la sidra natural asturiana es refrescante y acompaña de maravilla a tapas de marisco o a la clásica empanada.
En los bares del pueblo seguramente habrá también pescados frescos del Cantábrico –como la merluza o el pixín (rape)– y mariscos cuando es temporada, dado el carácter marinero de la región. Platos como la caldereta de pescado, el pulpo a la gallega (Galicia está cerca y se comparte esta tradición) o incluso unos simples bocadillos de chorizo casero.